A medida que disminuye el tamaño de los granos de árido, aumenta la superficie específica de los mismo. Por lo tanto, interesa que cada grano de árido se vea recubierto por una fina capa de agua, para que el cemento se hidrate justamente en su superficie, dando así lugar a una adherencia óptima.
El tamaño de los granos se refleja en el módulo granulométrico. Así cuanto mayor sea éste, mayor cantidad de agua se requerirá para premojar el conjunto.
Por otra parte, se ha dicho ya que la cantidad de agua que suplemente el 24% en peso de cemento, agua de hidratación, tiene por única misión conferir plasticidad al hormigón, y se evaporará posteriormente, dejando en su lugar, poros y capilares, que restarán resistencia al hormigón.
Por ello, podía afirmarse que, en general, la resistencia de un hormigón era directamente proporcional a su módulo granulométrico en una composición continua, afirmación que hoy se expondría como que dicha resistencia es directamente proporcional al tamaño máximo del árido que se emplea.
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